22 abril 2009

Tienes un mensaje.

Cuando suena ese doble pitido avisando de un nuevo mensaje es como si un resorte automático me empujase a coger el móvil. No es curiosidad por saber de quien es o que dice, es alegría, es satisfacción. Algunas veces me decepciona encontrar una simple publicidad pero otras, las más, lo que encuentro es tiempo en forma de palabras, el tiempo que alguien me ha dedicado. Lo leo y me imagino a quien me lo ha enviado pensando en mi, dejando por unos momentos lo que hacía y dedicándome ese tiempo de su vida. Lo que dice, generalmente, no es tan importante como el hecho de que haya pensado en mi, que se haya acordado de mi, que me haya dedicado parte de su tiempo, de su vida.
Sonó esta mañana el aviso y acudí presuroso a leer el mensaje. Tan solo ponía el número y el nombre de quien lo mandaba, la fecha, la hora... Era un mensaje en blanco, no había nada escrito, pero decía mucho.
"Estaba aquí, con mis cosas, y me he acordado de ti, pensaba en ti. Yo sé que me pediste que no te escribiera mensajes, tú sabes que yo necesito decirte que a pesar de todo estás en mi vida, que eres parte de ella, que te quiero... por eso te envío este mensaje en blanco, porque tú no quieres que te escriba, porque yo necesito que sepas que te quiero, que estás presente en cada cosa que hago, que oigo, que veo... que no quiero alejarme de ti. Por eso estoy aquí, no puedo evitarlo, no sé como hacerlo, por eso te pido que me dejes recordarte, que me dejes que te siga sintiendo parte de mi vida. Tal vez este mensaje en blanco haga que me envíes uno, aunque solamente me comentes lo que parece un error, tal vez no lo abras, tal vez lo mires y no entiendas nada... "
El viento y una ventana mal cerrada me han traído a la realidad. Miro el móvil que tengo en las manos, miro el mensaje... está vacío, no dice nada, han sido imaginaciones mías, sueños míos, deseos míos.

El viejo farero.

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