02 agosto 2009

Cuarto creciente.


Notó su voz vestida de tristeza y quiso hablar de cosas banales, cosas sin importancia, intentado distraerla con alguna conversación que la alejase de aquellos pensamientos, pero no supo hacerlo.

Cada vez que iban a estar unos días sin verse ella sentía la misma angustia, el mismo miedo. Esta vez la ausencia sería mucho más larga, él se marchaba a la mar para muchos días, pasarían un mes sin verse, sin poder hablar, sin poder decirse que se querían y ella, una vez más, tenía miedo.

-Venga, ¿qué te pasa?

-Nada, lo de siempre, que te voy a echar mucho de menos, y que son muchos días, y tengo miedo de que te olvides de mí.

La vida sigue su camino y dos días después el partió en un amanecer que parecía el comienzo de una noche eterna. Pasaron los días y la luna se hizo inmensa, ella se asomaba a su ventana y al mirarla se preguntaba si él la estaría viendo también, si estaría ya dormido, o si estaría en algún puerto, en algún café. Él miraba la misma luna reflejada en el mar y cuando las olas rompían su reflejo para dejarlo volver instantes después se imaginaba viendo de nuevo la luz del faro, viendo el puerto, viéndola a ella.

Comenzó la luna a hacerse cada noche más pequeña, de la misma manera que cada noche era menor el tiempo que los separaba, y volvió la luna a su cuarto creciente, del mismo modo que crecían sus recuerdos y sus ansias por volver a abrazarla.

Regresó el barco con los marineros, regresó él y se fueron sus miedos. -¿Ves? No te he olvidado, es imposible, te quiero.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Bella luna, y mas bellas aún las palabras..... un musu desde el cántabrico.....ana

Marisa dijo...

La dulce espera
en días de luna
llena.

Precioso texto.

Un abrazo

Adelina dijo...

Son normales los miedos...Pero cuando uno ama de verdad nunca olvida.

Un beso.

yo.misma.58 dijo...

Los miedos no los quita nadie,hay que saber estar cuando la distancia separa a dos personas que se quieren.
La añoranza y el recuerdo refuerzan la alegria de volver a encontrarse.

Besos

Deprisa dijo...

:-) Cuando el amor es de verdad no importa la distancia ni el tiempo que pase, no se consigue olvidar.

¡Un saludo!

El viejo farero dijo...

Si que es bonita la imagen de la luna chica del musu, a mi me encanta subir a la azotea y mirarla, y si en una playa mucho mejor. Un beso.

MARISA: Gracias por tus palabras, hay esperas ciertamente dulces. Saludos.

SAKKARAH: Supongo que siempre tendremos miedo de perder aquello que queremos, lo que nos importa. Hoy tres besos, que hace tiempo que no te doy ninguno.

YO.MISMA: Tienes razón, la añoranza refuerza la alegría, y las ganas, de volver a encontrarse. Un beso y un abrazo desde el sur.

DEPRISA: Es cierto, hay cosas imposibles de olvidar por más tiempo que pase y por muy grande que sean las distancias. Otro saludo para ti.