07 marzo 2010

La ruta de los faros. 3ª etapa.


Dormir dentro de la ciudad vuelve a tener el inconveniente de siempre: el ruido. Tal vez por eso hoy nos hemos levantado antes incluso de que sonase el despertador. Recoger camas, preparar desayuno... y mientras desayunamos y aprovechando que tenemos buena cobertura de televisión las noticias sobre el tiempo. Nieva en algunas playas de Cataluña, vientos fuertes en el norte, lluvias en Valencia... El tiempo no es precisamente el ideal para hacer este viaje. O tal vez sí.

La Farola de Málaga se construyó en 1.816 y hasta 1850 tuvo carácter militar. Una placa de mármol lo conmemora y hace referencia a algo que ya quisiéramos hoy en día. Dice así: Reinando Fernando VII el amado. Se hizo esta obra y cuanto hay en ella está ejecutado con materiales y artífices españoles. Año de 1.816. Ojalá hoy se siguiese esa misma política a la hora de elegir materiales, empresas y trabajadores.

En 1.913 se le añadió la vivienda de base cuadrada de tal manera que para los vecinos fue como ponerle faldas a la torre, motivo por el que comenzaron a llamar de manera femenina al faro. La torre es circular y pintada de blanco, como era característico en los faros decimonónicos. De su parte superior parte otro pequeño torreón sobre el que se instaló en 1.950 y a 33 metros de altura la linterna aeromarítima que tiene 3 metros de diámetro. Con las ampliaciones del puerto el faro se ha ido quedando un tanto retirado del mar formando parte de una zona peatonal donde está previsto crear el Museo de Faros del Mar de Alborán. Tiene un alcance de 25 millas y da un grupo de 3 destellos seguido de un destello cada 20 segundos.

Dejamos la capital malagueña y siguiendo la costa nos dirigimos a Torre del Mar donde el primer faro, construido en 1.864 fue devorado por el mar. En 1.930 se edificó uno nuevo más alejado de la costa, éste estuvo en funcionamiento hasta 1.969 año en que se levantó uno gemelo en una playa libre de edificaciones. Tiene 24 metros de altura, 13 millas de alcance y da 2 destellos más uno cada 10 segundos.

Seguimos la marcha y el próximo faro nos espera en Torrox. A sus pies pueden verse los restos de una necrópolis y a cien metros los de civilizaciones que pasaron por esta tierra y dejaron su huella que hoy pueden verse en forma de termas y hornos de ánforas y restos de industrias de salazón.

La torre es de base cilíndrica y fuste troncocónico tiene 23 metros de altura y está pintada de blanco con una óptica horizontal. Hoy en día el faro está al final del paseo marítimo, dentro del pueblo, pero hasta hace 60 años el farero tenía un sobresueldo por el aislamiento al que lo sometían los cordones dunares. La luz de este faro tiene un alcance de 20 millas y da 4 destellos cada 15 segundos.

Continuamos la marcha hacia el faro de La Herradura. Si previamente no sabes donde se encuentra puedes pasar cien veces por la costa sin verlo, pues el faro está dentro de una urbanización llena de casas y pinos, en lo alto de un cerro de más de 120 metros de alto y no precisamente a pie de carretera.

Abajo, en el paseo marítimo, una señora nos explica el camino a seguir. El lugar es bonito y tranquilo pero las calles son un tanto estrechas, menos mal que es pleno invierno y esto está casi deshabitado.

En el año 1.562 se encontraba en esta costa la Armada Invencible; para refugiarse de un temporal se acercaron a La Herradura, pero un brusco cambio del viento lanzó unas galeras contra otras hundiendo a 25 de ellas y llevándose la vida de 5.000 personas al fondo del mar. Alguien sacó provecho de tal desastre y utilizó los tableros que llegaban a la costa procedentes de los barcos destrozados: La Iglesia. Con ellos se construyó la ermita de Santa Rita que está en la zona. No me extrañaría que, por si acaso y para hacerse dueña moral de aquellos restos la iglesia pariese la frase de "santa Rita santa Rita... lo que se da no se quita"

Este faro es otra antigua torre vigía de 14 metros de altura que se rehabilitó como señal marítima en 1.989. Su forma es troncocónica de mampostería vista y el acceso a su interior se realiza a a través de una escalera que a medida que sube lo va rodeando por su exterior. Su óptica es de horizonte (su parte superior está cubierta de manera que la luz solamente sale en forma horizontal) y tiene un alcance de 15 millas dando un destello cada 5 segundos.

Camino del faro del cabo de Sacratif pasamos junto a Salobreña, un precioso pueblo blanco que se derrama por la ladera de un monte coronado por un castillo. Esta vega en tiempos del neolítico era una bahía y el cerro donde hoy se encuentra Salobreña una isla, pero los aportes del río Guadalfeo que desemboca aquí fueron convirtiendo la bahía en una vega que terminó uniendo el islote a tierra firme. Es una delicia ver este pueblo desde sus caras sur y este , ya sea de día o de noche, y otro tanto pasear por sus calles, aunque las cuestas terminan pasando factura.

Cuando pasamos por Motril la nieve de Sierra Nevada parece que quiere llegar al mar y cubre los montes cercanos al pueblo. Seguimos la carretera y a la salida de Torrenueva nos encontramos el camino que sube al faro de cabo Sacratif, inconfundible con su color blanco y sus cornisas pintadas en amarillo albero. Fue construido en 1.863, su linterna es aeromarítima (tiene cubierta de cristal, lo que permite que los aviones puedan verla de noche) y la óptica actual data de 1.956. El faro está casi al borde de unos acantilados de más de 80 metros de altura y tiene un alcance de 25 millas y da 2 destellos cada 10 segundos. si observáis veréis que cada faro tiene un número de destellos y una frecuencia diferentes, ésto sirve para que en la noche los marineros puedan diferenciarlos y saber frente a cual se encuentran; es su lenguaje, único y personal de cada uno.

El siguiente faro, el de Castell de Ferro, se encuentra en un cerro a 225 metros sobre el nivel del mar. En coche es posible la subida hasta la cancela, pero con la autocaravana se hace imposible. Antes de salir de Sevilla decidimos no visitar algunos faros que ya conocíamos y seguir el camino hacia otros desconocidos; también sabíamos que habían faros a los que, con la autocaravana, el acceso era poco menos que imposible; éste es uno de ellos, así que buscamos un lugar donde poder apartarnos y detenernos sin molestar ni ser un peligro para nadie y con el teleobjetivo le sacamos algunas fotografías.

Es otra torre vigía que en 1.991 fue reconvertida en faro adaptándole una linterna de 1.929. De la manera en la que la arquitecta Rita Lorite y el ingeniero Severiano Benavides solucionaron el acceso a la torre casi mejor no hacer comentarios (podéis buscar imágenes en internet). Este faro tiene un alcance de 14 millas y ofrece 3 destellos cada 13 segundos.

Pasamos a la provincia de Almería y el primer faro es el de Adra. Si hubiese un concurso de faros simples y sin encanto alguno éste tendría muchas posibilidades de ser el ganador. Una breve mirada y seguimos camino hacia Guardias Viejas donde se encuentra uno de los más modernos: El de la Punta de Baños, que fue inaugurado en 1.991. Su ubicación se debe a dos motivos: señalizar los bajos de Culo de Perro donde más de un barco ha encallado y evitar el peligro que representa la falta de relieve del Campo de Dalías cubierto de plásticos de los invernaderos que creaba una especie de espejismo confundiendo a los marineros y dando la impresión de que la costa se encuentra mucho más lejos de lo que está en realidad.

Este faro tiene una altura de 21 metros y se asemeja a un trampolín o palanca de saltos de esas que vemos en los campeonatos de salto. Su linterna es una de las menos luminosas y su alcance tan solo de 11 millas, dando 4 destellos cada 11 segundos.

Camino de Almería, en Aguadulce, nos salimos de la autovía y seguimos la carretera vieja, estrecha y con mil curvas y terraplenes que caen al mar, pero con unas vistas preciosas aunque el conductor poco puede disfrutarlas, y a las puertas de Almería el faro de San Telmo, instalado en los restos de una defensa militar donde en 1.976 se instaló la linterna. Está decorado con una figura de Indalo, símbolo de Almería. Para llegar al faro hay que subir 80 metros por un camino aveces escalonado, tallado en la roca, pero el esfuerzo merece la pena. Desde arriba hay unas vistas espectaculares al mar, al puerto pesquero, a la Alcazaba y a la ciudad en general. Tiene un alcance de 19 millas y da 2 destellos cada 12 segundos.

Unas obras (encontramos más obras que faros en este viaje) nos impiden entrar al puerto de Almería para ver su faro. Lucía está un poco cansada y prefiere seguir camino hacia el cabo de Gata donde tenemos pensado hacer noche.

Cuando dejamos atrás la capital el paisaje comienza a cambiar y a medida que nos acercamos al cabo se va haciendo un tanto desolador. Atrás se han quedado los edificios de la costa malagueña, las plantaciones de la costa tropical de Granada y ahora son chumberas y pitas lo que decora el paisaje. Pasamos junto a las salinas y poco antes de comenzar a subir alcanzamos un camión que transporta agua potable que resulta ser para el faro. Poco antes de llegar una señal nos avisa de que la carretera se estrecha y se queda en un sólo carril. Es imposible saber si viene alguien de frente, así que nos metemos en la zona estrecha pidiendo a Dios que no tengamos visita, aqui no hay modo de maniobrar para cruzarse y dar marcha atrás queda descartado en cuento vemos las caídas que hay hasta el mar. No son más de 300 metros de paso estrecho y para un sólo vehículo, pero se hacen eternos. Al salir de una curva, al fondo, majestuoso, escoltado por el arrecife de las Sirenas, el faro y el Cabo de Gata.

Una vez a sus pies hay cierto aire de decepción, por un lado el faro está rodeado de antenas y a unos cuantos metros, junto al arrecife, unas casas que nadie entiende como pueden estar ahí.

Lucía se ha alejado unos metros y vuelve como loca con un perrillo que ha encontrado, parece abandonado, es extremadamente cariñoso y se pone a jugar con Candela, pero ella tiene celos y cada vez que lo acariciamos nos ladra y nos busca y se mete en medio. Le hemos puesto agua y comida y cualquiera diría que hace tres días que ni come ni bebe.

Decidimos pasar la noche a los pies del faro, en la pequeña rotonda que hay, bajamos a la playa a dar un paseo y a coger arena para la colección y mientras tanto llega gente en algún coche, hacen un par de fotografías y se marchan.

Es una delicia esta paz, los haces de luz del faro iluminan el agua difuminada que hay en el ambiente. Cosas así debería vivirlas todo el mundo.

Hora de dormir, el perrillo se ha marchado y Lucía insiste en que si mañana está aqui nos lo llevamos. Más me vale que no aparezca.








3 comentarios:

auroraines dijo...

Me gustó leer tu 3º etapa del viaje
los lugares que vas mostrando, me causó gracia el nombre delos bajos
haces que busque de que se trata y voy conociendo.
Lo del camino estrecho en el desfiladero, ¡qué peligro Farero!
Cuidate, feliz viaje
Un abrazo

Anónimo dijo...

que bueno ..que viaje... que envidia..musus, de katutxu

El viejo farero dijo...

AURORAINES: Algunas es cierto que tienen nombres curiosos. Me alegra que busques algunos de esos sitios, en cierto modo es como hacer un poco ese viaje.

Un beso.


KATUTXU: La verdad es que el viaje fue un sueño hecho realidad. Unas cuantas etapas más y estoy en tu tierra.

Un ebso.