30 marzo 2010

La ruta de los faros. 6ª etapa.


Lucía ha pasado una noche mucho más tranquila que la anterior, ha dormido y descansado y se ha levantado como nueva. El tiempo parece querer unirse a este buen ambiente y ha amanecido un día totalmente soleado. Después de desayunar nos acercamos a ver el faro que fue construido en 1.858. Su torre no tiene mucha altura y es circular. Este tipo de edificación es habitual para combatir mejor el envite de las olas o de los vientos, por lo que en este lugar resulta un tanto extraño ya que es un rincón muy apacible.

En 1.919 un estudio de habitabilidad determinó, en función de los metros cúbicos por persona, hacinamiento, por lo que se procedió a la construcción del pabellón norte y en 1.945 otro al lado opuesto y llamado pabellón sur, ambos rectangulares y simétricos. Este faro tiene un alcance de 25 millas y da 3 destellos cada 20 segundos.

Volvemos a la carretera, pasamos por Valencia y seguimos camino hasta Canet d`En Berenguer. Este faro, a primera vista, recuerda al de Chipiona con su torre cilíndrica de cantería, pero a diferencia de aquel éste no está a orillas del mar sino 360 metros tierra dentro, en un parque y rodeado de casas. Una ubicación realmente original para un faro. Comenzó a funcionar en 1.904 y a esta distancia de la costa y casi la misma del río Palancia es donde se supone que encontraron el primer terreno suficientemente sólido para cimentar este faro de 33 metros de altura. Hasta 1.998 estaba rodeado de huertas de naranjos que hoy en día se han convertido en ladrillos, cemento y asfalto. Su alcance es de 23 millas y ofrece 2 destellos cada 10 segundos.

Nules es un pueblo que estando a 5 kilómetros de la costa puede presumir de tener faro. Está en El Grau de Nules y es uno de los más modernos de España pues comenzó a funcionar en 1.995 y es un diseño de la arquitecta Blanca Lleó. Tiene la misma altura que el de Canet, 33 metros, pero su imagen es radicalmente distinta: si aquel es un típico faro del siglo XIX éste rompe con todo y tiene una imagen moderna asemejándose a esas torres que hay en algunos parques de bomberos.

Al estar construido en la misma playa el faro hubo que cimentarlo sobre pilotes de más de 20 metros de profundidad. Su fuste es de sección cuadrada y en sus puertas y ventanas se utilizó el acero inoxidable. Arriba luce una óptica de horizonte y los elementos de remate son de cobre. A tres cuartas partes de su altura, en la cara que mira al mar, un balcón que parece suspendido en el aire se asoma al vacío. La arquitecta quiso darle un uso añadido al faro y poner en él un ascensor y un mirador, pero por razones de mantenimiento del elevador y temas de seguridad del mirador la idea fue descartada. La torre posee unos vanos sin cristal que dan la sensación de ser pajareras; curiosamente tanto palomas como rapaces lo utilizan para pasar la noche. Tiene un alcance de 14 millas y dos ocultaciones cada 11 segundos.

En lugar de volver a la nacional decidimos recorrer la calle central del Grau para buscar una panadería pero es enero y no hay ni un solo negocio abierto; habrá que buscar más adelante y el lugar es Castellón; entre la capital y el puerto, por la avenida del Mar volvemos a cruzar esa línea imaginaria inventada por los hombres y que divide al mundo en dos partes llamadas Este y Oeste uniendo el Polo Norte con el Polo Sur: el meridiano de Greenwich. Durante unos segundos en el navegador las coordenadas de longitud se compone solamente de ceros.

Algunas personas, como los maestros, a pesar de jubilarse y no trabajar ya en ello siguen siendo maestros. A los faros les ocurre algo parecido y el de Castellón, a pesar de no iluminar desde 1.971 ya el camino a barco alguno sigue siendo un faro. Estuvo en el extremo del dique del puerto durante 54 años hasta que fue sustituido por la actual torre normalizada. Ahora, retirado, imita a los abuelos y tomando el sol en un paseo delante del puerto mira, con su cúpula de bronce, a la gente pasear. Hasta le han puesto delante unas esculturas de unos críos jugando a piola para que se sienta más abuelo si cabe y su luz, más tenue y fuera de foco, aun sigue luciendo.

Seguimos hacia Oropesa del Mar y teniendo en cuenta la hora que es decidimos comer alli. Martita nos lleva hasta un aparcamiento que hay justo delante del faro. El sitio es ideal, nos rodean la Torre del Rey, impresionante construcción defensiva de 1.534 , el mar y el faro, de 1.857. Su linterna está apantallada para no molestar a los vecinos y al igual que la óptica fue instalada en 1.970, tiene un alcance de 21 millas y da 3 destellos cada 15 segundos.

El faro de Irta, en Alcossebre, es otro de esos nuevos, modernos, con un diseño muy particular. Para llegar a él Martita nos ha paseado por todas las calles de una urbanización para al final dejarnos donde se termina el asfalto. Aqui preguntamos a una pareja que sale de una casa, son extranjeros y hablan una mezcla de inglés, italiano y español, pero consiguen explicarnos el camino al faro que resulta ser un bonito paseo por la misma orilla del mar. El faro es obra de otra arquitecta: Rita Lorite, y es de planta cuadrada cuyas diagonales coinciden con los puntos cardinales. Arriba, a más de 30 metros de altura tiene una plataforma volada en forma de trapecio irregular sobre la que se encuentra la óptica, más propia de baliza que de faro, formada por dos grupos de leds blancos de 50 vatios en total alimentados con células fotovoltaicas. Tiene un ascensor pero, como es normal en los faros que lo poseen, no funciona. Su alcance es de 14 millas y da 4 destellos cada 18 segundos.

Mientras regresamos al aparcamiento hacemos una competición a ver quien encuentra la piedra o la concha más original, lógicamente me gana Lucía. Hay muchísimo romero en las alambradas que delimitan el camino y cogemos un poco que vamos a usar como ambientador natural.

De vuelta en la autocaravana vemos el mapa, la hoja de ruta y las distancias y decidimos seguir hasta Peñíscola y hacer noche alli. En el puerto encontramos un buen sitio para ello junto a otras 15 autocaravanas todas extrajeras. Salimos a ver el pueblo y buscar el faro, se está levantando un aire frío que estropea un poco esta tarde soleada que tiene una luz preciosa.

Peñíscola es un lugar realmente bonito, nos dejamos perder un poco por sus calles, hago unas cuantas de fotografías, vemos el mar, el puerto, compramos un par de tarjetas para enviar a Sevilla y nos explican el camino hasta el faro que está a los pies del castillo del Papa Luna. Por estas mismas calles anduvo hace casi 40 años Charlton Heston a las órdenes de Anthony Mann mientras rodaban El Cid, pero ésta no fue la primera vez que las cámaras usaban Peñíscola como escenario para una película: en 1.956 Berlanga situó aqui su Calabuch, en ella José Isbert era un viejo farero que jugaba al ajedrez por teléfono con el cura, uno en el faro, otro en la iglesia.

El faro es de 1.889 y se encuentra literalmente a los pies del castillo, no llega a los 10 metros de altura, salvo desde el mar es casi imposible verlo en su totalidad, en cambio su alcance es de 23 millas y da 1 destello seguido de un grupo de 2 cada 15 segundos. A pesar de no ser alto y estar encerrado entre casas formando parte del pueblo el faro de Peñíscola tiene un encanto innegable. El mejor lugar para verlo es desde la entrada al Castillo, pero 5 metros antes está la taquilla y hemos llegado 5 minutos antes de su cierre y no nos dejan entrar. Dicen que hablando se entiende la gente y eso es lo que sucede, hablamos con los vigilantes y al final acceden a que pasemos un momento para hacer las fotos al faro. La imagen me encanta, la luz, los colores, la textura... tanto que esa es la fotografía pequeña que hay bajo la bandera andaluza, a la izquierda de esta pantalla, en mi perfil.

Bajamos hacia el puerto sin rumbo fijo, en lugares como éste perderse no es un problema sino una delicia; Cerca de la lonja una señora vende galeras, nos acercamos a ver y al final me vende un kilo por un euro; la excusa de no saber cómo hacerlas me la tira por tierra cuando me da su receta, tan sencilla como sabrosa.

Se inunda de olor a mar la autocaravana cuando las hago, Lucía se niega en redondo a probarlas y dice que parecen bichos de una película de ciencia ficción. La noche se presenta fría y en cuanto hemos regresado hemos puesto la calefacción.








25 marzo 2010

La ruta de los faros. 5ª etapa.


El fuerte viento que ha soplado toda la noche ha destrozado el plástico que cubría la bicicleta pero también se ha llevado la lluvia. Algunas de las calles de Santa Pola son auténticos ríos y puestos a buscarlos no encontramos sumideros por ningún sitio. Supongo que los habrá, pero se tiene la sensación de que el sistema de evacuación de aguas de las calles es por pura caída hacia el mar.

En Santa Pola queremos aprovechar una ocasión que no suele darse salvo que dispongas de un barco: ver el faro desde el lado del mar. Para ello buscamos la carretera que, a escasos metros de la costa, lleva a una urbanización llamada Casas del Cap. A nuestras espaldas el Mediterráneo, delante de nosotros un acantilado que forma una larga muralla y en lo alto, como un símbolo de triunfo, el faro. Mirándolo desde aqui prácticamente tan sólo se ve la linterna, pero la imagen además de bonita es original. Retornamos al pueblo y buscamos la carretera de Alicante para tomar poco después un desvío que nos lleva directamente al faro por una carretera de casi 4 km de longitud que es prácticamente una línea recta de principio a fin. Estamos sobre un acantilado coralino de 140 metros de altura que surgió del mar hace 6 millones de años. Desde aquí las vistas son extraordinarias.

El faro de Santa Pola se edificó en 1.858 sobre las ruinas de una torre vigía llamada la Atalayola y la torre es rectangular. Su linterna, de montantes verticales y óptica giratoria, fue traída de Marbella en 1.924 siendo automatizado totalmente en 1.984. Tiene un alcance de 16 millas y da un grupo de 2 destellos seguido de 1 destello cada 20 segundos.

Frente a los acantilados, a 5 kilómetros en línea recta, está la isla de Tabarca, una isla inmensamente llana donde sus tres cimas son la torre de la iglesia, la fortaleza de San José y el faro, que se inauguró el 1 de junio de 1.854 para señalizar tan peligrosa zona. Su torre es cuadrada, igual que la casa que rodea, de dos plantas ya que fue escuela de torreros entre 1.880 y 1.890. Este faro, en sus primeros años lo mantenían dos fareros o torreros y al ser considerado como infraestructura estatal estratégica contaba con armamento para su defensa.

Desde su puesta en marcha y hasta 1.901 no se produjo ningún naufragio en la zona, pero entre 1.914 y 1.918 fueron muchos los barcos que terminaron encallando en la isla y sus cercanías, ello obligó a una mejora del sistema de iluminación del faro con la que las condiciones de seguridad aumentaron considerablemente. En agosto de 1.927 se automatiza y se va suprimiendo progresivamente el trabajo de sus fareros hasta que en 1.943 lo abandonan definitivamente. Este abandono hizo que el edificio se deteriorase rápidamente y acabase en condiciones ruinosas hasta que en 1.971 se levantó una torre de hormigón a su lado para sustituirlo, afortunadamente se derribó en 1.988 y se rehabilitó el antiguo faro. Hoy en día su alcance es de 15 millas con 2 ocultaciones cada 10 segundos.

Volviendo a la carretera de Alicante por la recta de 4 kilómetros el tiempo vuelve a cambiar, amenaza lluvia y el día vuelve a ponerse gris y frío pero de momento se mantiene.

A Martita le hemos dado la dirección más cercana al siguiente faro que se encuentra en el cabo de las Huertas, a las afueras de Alicante y nos lleva hasta la misma verja de entrada. La calle no puede tener un nombre más lógico: Camino del Faro. Tiene el edificio una valla a su alrededor que parece protegerlo del crecimiento urbanístico que lo rodea cada vez más de cerca. El nombre del cabo (cabo de las Huertas) le viene porque en sus tiempos era lo único que había en la zona: huertas; hoy en día su aspecto es muy diferente de lo que debió ser por aquel entonces.

Este cabo no es un acantilado como hemos visto en otros sitios, Santa Pola por ejemplo, que está a menos de 30 kilómetros, sino que son como lenguas de roca casi lisa que se arrastran y se pierden en el mar.

En 1.856 se construye sobre una antigua torre vigía el primer faro al que 22 años más tarde se le añade en su base una vivienda para el farero. En la actualidad de todo aquello no queda nada y el faro que hoy vemos es una torre cilíndrica de hormigón levantada en 1.980 que tiene un alcance de 14 millas y da 5 destellos cada 23 segundos.

Algunas veces las personas tienen acierto a la hora de poner nombres a las cosas. En L`Alfas del Pi hay una calle llamada de Neptuno que termina a las afueras del pueblo en un buen aparcamiento; de él parte un camino de 2´5 km de longitud llamado Camí Vell del Far. Y ciertamente el camino que fue carretera de acceso al faro de la Punta del Albir y hoy es peatonal es realmente bello. Teníamos miedo a que el mal tiempo nos impidiera hacer este camino y perdernos uno de los paisajes más hermosos del recorrido, pero hoy los dioses se muestran generosos y despejan el cielo durante un par de horas.

El camino va serpenteando con unas vistas preciosas, tiene alguna subida pero se hace muy bien. Al final una valla pretende cortar el acceso, pero es algo que solamente da resultado con los extranjeros, los españoles, uno tras otro, nos metemos por un roto de la alambrada y llegamos, ante la mirada de asombro de algunos de fuera, al mismísimo faro que, de haberlo intentado construir 5 metros más adelante, se les hubiese caído directamente al mar desde lo alto del acantilado. Es una satisfacción asomarse a este balcón al vacío y echar mano de los prismáticos para ver mucho más cerca el peñón de Ifach.

El faro data de 1.863 y son 4 décadas las que lleva deshabitado, fue diseñado por alguien con nombre flamenco: Antonio Molina. Su actual linterna se colocó en 1.921 y fue uno de los primeros faros que se automatizaron en España; hoy su luz se la regala el sol a través de unas placas solares. El alcance es de 15 millas con 3 destellos cada 27 segundos.

Unos cuantos kilómetros antes de llegar al faro del Cabo de la Nao la carretera está continuamente escoltada a derecha e izquierda por una urbanización tras otra; y así hasta el faro que, de no ser por la torre, parecería una parcela más. Aparcamos en una plaza justo delante del faro y echamos un vistazo. Las vistas desde la cancela son ridículas, pero a pocos metros del faro hay un restaurante fundado hace años por un farero y que permanece cerrado en esta época del año. Tiene una terraza que da al mar con unas vistas alucinantes, comer aqui debe ser una gozada.

Tiene este faro una torre octogonal y 26 metros de altura. Para distinguirlo de día de los faros de torre circular de Punta del Albir y San Antonio, este faro tiene las aristas de obra vista. Posee otra particularidad no muy frecuente entre los faros españoles: es un faro de sector; esto significa que parte de su linterna está apantallada (tapada para que desde determinada zona no pueda verse su luz), de no ser así los barcos que navegan por la bahía de Jávea, al seguir la luz del faro, embarrancarían. El apantallamiento hace que no sea hasta doblar el cabo San Martín cuando los barcos ven el haz luminoso. Su alcance es de 23 millas y ofrece 1 destello cada 5 segundos.

Lucía ha almorzado poco, está algo pachucha pero no dice que le pasa (supongo que la noche anterior no ha dormido nada y le duele la cabeza) y no tiene muchas ganas de ver más la zona, así que en cuanto terminamos de comer le damos al navegador la siguiente meta: Carretera del cap de Sant Antoni, Jávea.

Poco antes de llegar a esta localidad los dioses deciden que ya está bien de sol y comienza a llover; Martita nos guía a través de Jávea. Cuando comenzamos a subir por la carretera de Denia la lluvia se convierte en una granizada tremenda que cubre el asfalto y hace que la autocaravana pierda estabilidad por momentos. La visibilidad es pésima, las luces de los que vienen de frente se reflejan en el manto de granizos (no queda un centímetro de negro en la carretera) y las ruedas pierden tracción de una manera alarmante. Lucía, menos mal, va echada en la cama y no está viendo lo complicado de la situación y Candela está asustada con el ruido y va y viene continuamente. Al final todo pasa y llegamos al faro de San Antonio con una lluvia que aunque no es fuerte sí es lo suficiente como para obligarnos a verlo desde la autocaravana.

La luz de este faro se eleva 175 metros sobre el nivel del mar y su alcance es de 26 millas dando 4 destellos cada 20 segundos. Este cabo de San Antonio junto al de Creus son los más expuestos del Mediterráneo a los temporales, tanto es así que hubo que suprimir la estación meteorológica que había en este cabo porque los rayos fulminaban continuamente todo, de hecho el faro del Cabo de San Antonio fue el primer faro español en el que se instaló una jaula de Faraday, que aísla los campos electromagnéticos.

El mal tiempo amaina un poco y ponemos rumbo a Cullera donde tenemos un cita con Lourdes, Raul y su hija Pau. Son unas personas encantadoras (internet también da cosas buenas como conocerles a ellos). Es una pena que Lucía esté con un dolor de cabeza tremendo. Se ha quedado intentando dormir un poco y yo he salido con ellos a dar una vuelta y a tomar un café. También nos hemos acercado al faro que está muy cerca de donde hemos aparcado y nos hemos hecho unas fotos de recuerdo. Lourdes quiere ver la posibilidad de visitarlo, pero un letrero tan grande como claro colocado en la valla le quita las ganas: Faro habitado, no visitable.

Es una pena que Lucía esté así y no haya conocido a Pau más que de un breve saludo a la hora de irse, tienen muchas cosas en común, se hubiesen llevado bien. Al final nos han regalado limones y un montón de naranjas que nos han traído. Cuando se marchan, y a pesar de ser la primera vez que los he visto, me queda la sensación de despedirme de unos amigos de toda la vida.













La ruta de los faros. 4ª etapa.


El tiempo ha empeorado durante la noche y ha estado casi toda la madrugada lloviendo; dentro de la autocaravana siempre parece que llueve mucho más de lo que en verdad llueve y Lucía se ha levantado preocupada por el perrillo que encontramos ayer al llegar aquí. Hemos salido a buscarlo y a pasear a Candela. No hay rastro del animal... sólo cuando vamos a echar a andar lo vemos venir acompañando a un señor que sin duda es su dueño. Para Lucía ésto es una alegría por ver que no está abandonado y una decepción porque es la confirmación de que no nos lo llevamos.

Vamos a dejar este faro de que tiene 18 metros de altura y cuya linterna se encuentra a más de 50 metros sobre el nivel del mar. El faro empezó a funcionar en 1.863 con una óptica giratoria y una lámpara de aceite que daba una luz fija con ocultaciones cada 30 segundos teniendo entonces un alcance de 19 millas. A partir de 1.882 la lámpara usó parafina como tantos otros faros y petróleo a partir de 1.902. Hoy en día su alcance es de 24 millas y da un destello cada 4 segundos teniendo una sirena que utiliza los días de temporal y que puede oírse a 7 millas.

Durante la II Guerra Mundial los servicios secretos ingleses tuvieron la certeza de que el faro se utilizaba para hacer señales a los submarinos alemanes.

A sus pies se encuentra el arrecife de la sirenas donde hasta hace 30 años era posible ver focas monje.

Hoy toca desandar parte de lo recorrido ayer y volvemos hasta la N-344 que nos lleva a la autovía del Mediterráneo y que seguimos hasta la salida de Carboneras. El paisaje es precioso a pesar de su aire desértico. Ya tendremos tiempo de ver verdes, ahora toca disfrutar lo que la naturaleza nos ofrece en forma de pitas, chumberas, esparto...

Decidimos no hacer mucho caso a Martita y nos desviamos para ver Agua Amarga , un pequeño pueblo que en verano está a rebozar y ahora prácticamente vacío y dar un paseo por su playa. Después unos cuantos kilómetros camino de Carboneras hasta llegar al cruce del que parte una carretera estrecha y que con sus 1.500 metros de longitud termina en el faro. Tenemos dudas de si subir con la autocaravana y mientras esperamos baja un coche; el hombre nos cuenta que la carretera aunque un poco estrecha está bien y que no vamos a encontrarnos con nadie de frente, no hay nadie arriba. Es el faro de Mesa Roldán, que con sus 220 metros sobre el nivel del mar se convierte en el faro habitado a mayor altitud de España.

A 200 metros del faro hay una torre vigía construida en 1.736 para defender con artillería aquella costa, pero cuentan las malas lenguas que la torre la hicieron tan lejos de la costa que las balas de los cañones no llegaban a los barcos enemigos y fue abandonada. Hasta 1.863, año en que comenzó a funcionar el faro, en lo alto de la torre se hacían hogueras que hacían las veces de aquel.

El de Mesa Roldán se construyó en 1.863 para colocar una luz entre el del Cabo de Gata y Cabo Tiñoso, ya que al doblar el morrón de los Genoveses se perdía de vista uno y durante un tiempo aun no se veía el otro. Solamente tiene 11 metros de altura pero su situación es inmejorable. tiene un alcance de 23 millas y 4 destellos cada 20 segundos.

Cuando bajamos paramos en el cruce a dejar una nota de saludo al farero en el buzón que habíamos visto antes y en la que lo invitamos a visitar este blog.

Camino de Garrucha pasamos por Carboneras, un pueblo con un bonito centro pero cuya entrada desde la zona de Mesa Roldán desmoraliza por la presencia de la central térmica de Endesa que da un aspecto desolador. Imposible creer que estamos en el parque natural Cabo de Gata.

En abril de 1.863 se inauguró el faro de Villaricos junto a la desembocadura del río Almanzora que se encharcaba a menudo e infectaba la zona de mosquitos que la hacían especialmente insalubre. Los fareros y sus familias empezaron a enfermar de paludismo por lo que se daban de baja o pedían el traslado. El asunto se complicó de tal manera que no había torrero que quisiese ocupar la plaza y como consecuencia se decide cerrar el faro.

El 1 de noviembre de 1.880 se apaga definitivamente el faro de Villaricos y se enciende una luz provisional en el castillo de Jesús Nazareno, en Garrucha. Mientras tanto comienza el desmantelamiento del faro y sus piedras y maquinarias se utilizan para el nuevo que se construye en Garrucha, muy cerca del castillo donde se instaló la luz provisional.

Un año después, en noviembre de 1.881 comienza a funcionar con una lámpara Maris que consume parafina de Escocia y más tarde petróleo y en 1.925 se electrifica. Es un faro pequeño, 10 metros de altura y el entorno urbano hace que sea uno de los menos visibles desde el mar. Su linterna tiene un alcance de 16 millas y ofrece 4 ocultaciones cada 13 segundos.

Seguimos la ruta y nos acercamos a Mazarrón. Su faro es de lo más sencillo, el acceso hasta él todo lo contrario. Al final, cuando llegamos, es un poco decepcionante, sobre todo si tenemos en cuenta la cantidad de vueltas que hemos tenido que dar por calles complicadas para llegar hasta él. Este faro tiene un alcance de 15 millas y una ocultación seguida de un grupo de dos cada 13 segundos y medio.

A la salida de Mazarrón hacia Cartagena nos llama la atención un faro dentro de una rotonda.

Intentamos entrar a Cabo Tiñoso, pero en el pueblecito de Campillo de Adentro vemos que de complicado pasa a imposible. Preguntamos tres veces y siempre tenemos la misma respuesta: Con la autocaravana ni lo intentéis. Después de ver un poco del camino y los mapas desistimos de verlo. Una pena, pero es el precio de llevar la casa con nosotros.

En Cartagena en verdad no hay faro, más bien son balizas, aunque a una de ellas la llamen el Faro de Navidad. Las balizas no entran en este viaje pero decidimos relajarnos un poco, dar un paseo por el puerto, acercarnos a ella y ver el submarino de Isaac Peral.

El faro de la isla de Escombreras es uno de esos faros situados en un lugar privilegiado, pero al que el puerto industrial ha sitiado de tal manera que la isla casi no es isla y el faro es imposible de visitar. Hoy el día está resultando decepcionante.

Decidimos poner a mal tiempo buena cara (nunca más cierto) y seguimos hacia Portmán nombre que aunque suene a yanki lo cierto es que su origen es mucho más culto: Procede del que los romanos dieron al lugar: Portus Magnun. Hoy este lugar es una imagen viva de la decadencia económica, pues sus minas están abandonadas, la bahía, a base de tirar a ellas los escombros inservibles de aquellas, apenas si tiene calado y la lonja dejó de ser lonja para convertirse en el local de una asociación de vecinos.

A la salida del pueblo un desvío camino al faro (zona militar de nuevo) y a sus pies un aparcamiento perfecto para comer y dejar la autocaravana mientras subimos a verlo. Tenemos un carreterilla que sube rodeando el monte donde está el faro, pero Lucía tiene ganas de escalada y subimos por un sendero haciendo poco menos que escalada libre. Arriba, todo el aire del mundo es poco para mi.

Estamos en el faro de la Punta de la Chapa, que data de 1.865 y que tiene una linterna que instalaron en 1.929 siendo éste un faro de ocultaciones (su luz se ve más tiempo encendida que apagada). El alcance es de 17 millas y tiene una ocultación cada 3 segundos y medio. Las vistas desde un acantilado cercano son increíbles.

Lucía de repente tiene un ataque de lucidez y decide bajar por la carretera que aunque es un poco más largo es inmensamente mejor camino, ¿ o será que mi cara al subir lo decía todo?

Mientras tomamos ella su colacao y yo mi cafelito tenemos que decidir si entramos a ver el faro del Cabo de Palos o si aplicamos la misma norma que hasta ahora y evitamos los que ya conocemos; al final decidimos seguir hacia Santa Pola. Cambiamos de comunidad autónoma y entrando a la valenciana comienza a llover. Hoy hemos hecho los primeros mil kilómetros de carretera y de momento ningún problema.

En Santa Pola aparcamos en una zona muy amplia en la avenida de Granada cerca de otras autocaravanas y junto al puerto deportivo. La tarde se ha cerrado en agua y viento y la noche sigue los mismos pasos. A media noche el aparcamiento es un lago que cubre aceras y bordillos y borra las calles. Va a estar complicado dormir entre la lluvia, el viento, el agua que desplazan los coches al pasar cerca y los golpecitos de los mástiles de los veleros. Esperemos que mañana tengamos mejor día.

23 marzo 2010

Daños psicológicos 1 de 7.


El "señor" Arnaldo Otegi quiere que lo dejen salir de la cárcel por razones humanitarias. Entre otras cosas alega que su hija sufre trastornos psicológicos por su encarcelación. Se podrían decir muchas cosas, pero una imagen dice más que mil palabras. Yo dejo 7.

Daños psicológicos. 2 de 7.

Daños psicológicos. 3 de 7.

Daños psicológicos. 4 de 7.

Daños psicológicos. 5 de 7.

Daños psicológicos. 6 de 7.

Daños psicológicos. 7 de 7.


Esto sí causa daños psicológicos.

21 marzo 2010

Apartamento con vistas al campo.


No hay montaje ni truco, la fotografía está tal cual la tomé hace unos días cerca de un poblado de colonización llamado Pinzón, cercano al pueblo sevillano de Los Palacios y Villafranca. Posiblemente su dueño abrió ese boquete para darle luz y ventilación al establo, pero ya veis, el pobre caballo necesita algo más que un simple agujero por donde recibir luz y aire.

19 marzo 2010

Un día más.


Esta noche, en el bar de María, Alejandro, un marinero de mi edad que tiene la cara quemada por el sol y el frío y lleva media vida en el mar ha querido ahogar sus penas con una botella de vino, pero Alejandro, como yo, sabe que el vino no las ahoga ni las mata, simplemente las disfraza y las hace menos duras de mirar y más llevaderas.

A pesar de tenerlas endurecidas por los años de trabajo las manos de Alejandro siempre han sido de seda tratando a sus hijos. Su corazón no, su corazón ha sido siempre de cristal; él ha querido muchas veces mostrar que es tan duro como la piel de sus manos, pero no es verdad: lo tiene de cristal, y hoy la rutina del día se lo ha roto.

Sabe que son inventos, que si se quiere a una persona se la quiere siempre, todos los días. Sabe que el hecho de recibir un regalo un día concreto no significa que ese día te quieran más, pero a Alejandro hoy, sus hijos, sin hacer nada, o tal vez por eso, le han roto el corazón.

Intenta María consolarlo, quitarle importancia al tema, y le cuenta que los chavales son así, olvidadizos, que no tienen esos detalles de generaciones anteriores, que sus hijos lo quieren y él lo sabe... Y Alejandro me mira con una mirada nublada y triste. -Los hijos, farero - Y bebe un sorbo de vino para quitarse el mal sabor de boca que sus palabras le dejan.

Ahora, en la soledad del faro, me vienen a la cabeza las frases de Alejandro, la alegría con la que se levantó pensando que hoy era su día, las prisas con las que volvió a casa con la ilusión de un regalo, las dudas cuando a medida que avanzaba el día era solamente un día más, la pena al caer la noche cuando sus hijos se acordaron de pedirle unos euros para salir con sus amigos y se olvidaron que era el día del padre...

Mañana Alejandro volverá a su rutina de cada día, seguirá siendo marinero, seguirá siendo padre...

16 marzo 2010

Los corrales del sueño.


Llevan ahí, en la costa de Chipiona, cientos de años; pueden verse desde la playa, desde el paseo... pero desde donde mejor se ven es desde lo alto del faro. Son los corrales de Chipiona, una forma milenaria de pescar de manera controlada, sin esquilmar caladeros, dejando escapar a los peces pequeños, sin coger ni un pez más de los que la mar pone dentro de ellos, dentro de un trocito mínimo de ella.

Los corrales de Chipiona están formados por hileras de piedras que partiendo de la mismísima playa se adentran un poco en el mar y que, como si se asustasen de las olas, de lo inmenso, dan media vuelta y vuelven a la playa. Tienen una altura convenida con las mareas, para que la pleamar las supere y las cubra haciendo desaparecer los corrales, como el país poderoso que invade a otro, vecino y débil, al que borra del mapa. Pero tienen también huecos enrejados por los que sólo el agua, cuando comienza la bajamar, se escapa y huye a su país inmenso, y deja atrás, prisioneros en los corrales, a los peces, a los pulpos que vinieron con ella, triunfantes, saltando muros de los que ahora no pueden escapar.

Cuando con la marea baja se retira la mar los hombres entran a los corrales y recogen los frutos de sus milenarias trampas. Simple, sencillo, práctico, pesca sostenible que diría algún político con vocabulario de izquierdas y vida de derechas.

Mi cerebro es una especie de carcelero y mi imaginación su prisionera, por eso, algunas veces, cuando él se toma un descanso ella se escapa y vuela. Ahora, en la quietud y la soledad del faro él se ha echado una cabezadita y ella ha salido volando por la ventana y se ha ido a esos corrales, y cuando ha vuelto me ha hablado de la noche, de lo que soñamos mientras dormimos, de lo bueno y de lo malo. Me ha pintado un corral que cada noche es inundado por el mar del sueño, un corral que cuando el sueño se retira deja que se escapen las pesadillas, los malos recuerdos, las frustraciones, un corral que cada mañana nos ofrece aquello que ha ido guardando para nosotros durante toda la noche: ilusiones, sueños alegres...

Se ha despertado mi cerebro lentamente y la prisionera ha vuelto rauda a su celda antes de que la vea volando libre y trayéndome ilusiones absurdas según él. Pasa revista, todo está en su sitio, sólo una sonrisa un poco ingenua, un poco pícara en mi cara llama su atención.



P.D. Alguien de Chipiona nos ha dejado un comentario y un enlace a este precioso vídeo. Mil gracias por el detalle.

07 marzo 2010

La ruta de los faros. 3ª etapa.


Dormir dentro de la ciudad vuelve a tener el inconveniente de siempre: el ruido. Tal vez por eso hoy nos hemos levantado antes incluso de que sonase el despertador. Recoger camas, preparar desayuno... y mientras desayunamos y aprovechando que tenemos buena cobertura de televisión las noticias sobre el tiempo. Nieva en algunas playas de Cataluña, vientos fuertes en el norte, lluvias en Valencia... El tiempo no es precisamente el ideal para hacer este viaje. O tal vez sí.

La Farola de Málaga se construyó en 1.816 y hasta 1850 tuvo carácter militar. Una placa de mármol lo conmemora y hace referencia a algo que ya quisiéramos hoy en día. Dice así: Reinando Fernando VII el amado. Se hizo esta obra y cuanto hay en ella está ejecutado con materiales y artífices españoles. Año de 1.816. Ojalá hoy se siguiese esa misma política a la hora de elegir materiales, empresas y trabajadores.

En 1.913 se le añadió la vivienda de base cuadrada de tal manera que para los vecinos fue como ponerle faldas a la torre, motivo por el que comenzaron a llamar de manera femenina al faro. La torre es circular y pintada de blanco, como era característico en los faros decimonónicos. De su parte superior parte otro pequeño torreón sobre el que se instaló en 1.950 y a 33 metros de altura la linterna aeromarítima que tiene 3 metros de diámetro. Con las ampliaciones del puerto el faro se ha ido quedando un tanto retirado del mar formando parte de una zona peatonal donde está previsto crear el Museo de Faros del Mar de Alborán. Tiene un alcance de 25 millas y da un grupo de 3 destellos seguido de un destello cada 20 segundos.

Dejamos la capital malagueña y siguiendo la costa nos dirigimos a Torre del Mar donde el primer faro, construido en 1.864 fue devorado por el mar. En 1.930 se edificó uno nuevo más alejado de la costa, éste estuvo en funcionamiento hasta 1.969 año en que se levantó uno gemelo en una playa libre de edificaciones. Tiene 24 metros de altura, 13 millas de alcance y da 2 destellos más uno cada 10 segundos.

Seguimos la marcha y el próximo faro nos espera en Torrox. A sus pies pueden verse los restos de una necrópolis y a cien metros los de civilizaciones que pasaron por esta tierra y dejaron su huella que hoy pueden verse en forma de termas y hornos de ánforas y restos de industrias de salazón.

La torre es de base cilíndrica y fuste troncocónico tiene 23 metros de altura y está pintada de blanco con una óptica horizontal. Hoy en día el faro está al final del paseo marítimo, dentro del pueblo, pero hasta hace 60 años el farero tenía un sobresueldo por el aislamiento al que lo sometían los cordones dunares. La luz de este faro tiene un alcance de 20 millas y da 4 destellos cada 15 segundos.

Continuamos la marcha hacia el faro de La Herradura. Si previamente no sabes donde se encuentra puedes pasar cien veces por la costa sin verlo, pues el faro está dentro de una urbanización llena de casas y pinos, en lo alto de un cerro de más de 120 metros de alto y no precisamente a pie de carretera.

Abajo, en el paseo marítimo, una señora nos explica el camino a seguir. El lugar es bonito y tranquilo pero las calles son un tanto estrechas, menos mal que es pleno invierno y esto está casi deshabitado.

En el año 1.562 se encontraba en esta costa la Armada Invencible; para refugiarse de un temporal se acercaron a La Herradura, pero un brusco cambio del viento lanzó unas galeras contra otras hundiendo a 25 de ellas y llevándose la vida de 5.000 personas al fondo del mar. Alguien sacó provecho de tal desastre y utilizó los tableros que llegaban a la costa procedentes de los barcos destrozados: La Iglesia. Con ellos se construyó la ermita de Santa Rita que está en la zona. No me extrañaría que, por si acaso y para hacerse dueña moral de aquellos restos la iglesia pariese la frase de "santa Rita santa Rita... lo que se da no se quita"

Este faro es otra antigua torre vigía de 14 metros de altura que se rehabilitó como señal marítima en 1.989. Su forma es troncocónica de mampostería vista y el acceso a su interior se realiza a a través de una escalera que a medida que sube lo va rodeando por su exterior. Su óptica es de horizonte (su parte superior está cubierta de manera que la luz solamente sale en forma horizontal) y tiene un alcance de 15 millas dando un destello cada 5 segundos.

Camino del faro del cabo de Sacratif pasamos junto a Salobreña, un precioso pueblo blanco que se derrama por la ladera de un monte coronado por un castillo. Esta vega en tiempos del neolítico era una bahía y el cerro donde hoy se encuentra Salobreña una isla, pero los aportes del río Guadalfeo que desemboca aquí fueron convirtiendo la bahía en una vega que terminó uniendo el islote a tierra firme. Es una delicia ver este pueblo desde sus caras sur y este , ya sea de día o de noche, y otro tanto pasear por sus calles, aunque las cuestas terminan pasando factura.

Cuando pasamos por Motril la nieve de Sierra Nevada parece que quiere llegar al mar y cubre los montes cercanos al pueblo. Seguimos la carretera y a la salida de Torrenueva nos encontramos el camino que sube al faro de cabo Sacratif, inconfundible con su color blanco y sus cornisas pintadas en amarillo albero. Fue construido en 1.863, su linterna es aeromarítima (tiene cubierta de cristal, lo que permite que los aviones puedan verla de noche) y la óptica actual data de 1.956. El faro está casi al borde de unos acantilados de más de 80 metros de altura y tiene un alcance de 25 millas y da 2 destellos cada 10 segundos. si observáis veréis que cada faro tiene un número de destellos y una frecuencia diferentes, ésto sirve para que en la noche los marineros puedan diferenciarlos y saber frente a cual se encuentran; es su lenguaje, único y personal de cada uno.

El siguiente faro, el de Castell de Ferro, se encuentra en un cerro a 225 metros sobre el nivel del mar. En coche es posible la subida hasta la cancela, pero con la autocaravana se hace imposible. Antes de salir de Sevilla decidimos no visitar algunos faros que ya conocíamos y seguir el camino hacia otros desconocidos; también sabíamos que habían faros a los que, con la autocaravana, el acceso era poco menos que imposible; éste es uno de ellos, así que buscamos un lugar donde poder apartarnos y detenernos sin molestar ni ser un peligro para nadie y con el teleobjetivo le sacamos algunas fotografías.

Es otra torre vigía que en 1.991 fue reconvertida en faro adaptándole una linterna de 1.929. De la manera en la que la arquitecta Rita Lorite y el ingeniero Severiano Benavides solucionaron el acceso a la torre casi mejor no hacer comentarios (podéis buscar imágenes en internet). Este faro tiene un alcance de 14 millas y ofrece 3 destellos cada 13 segundos.

Pasamos a la provincia de Almería y el primer faro es el de Adra. Si hubiese un concurso de faros simples y sin encanto alguno éste tendría muchas posibilidades de ser el ganador. Una breve mirada y seguimos camino hacia Guardias Viejas donde se encuentra uno de los más modernos: El de la Punta de Baños, que fue inaugurado en 1.991. Su ubicación se debe a dos motivos: señalizar los bajos de Culo de Perro donde más de un barco ha encallado y evitar el peligro que representa la falta de relieve del Campo de Dalías cubierto de plásticos de los invernaderos que creaba una especie de espejismo confundiendo a los marineros y dando la impresión de que la costa se encuentra mucho más lejos de lo que está en realidad.

Este faro tiene una altura de 21 metros y se asemeja a un trampolín o palanca de saltos de esas que vemos en los campeonatos de salto. Su linterna es una de las menos luminosas y su alcance tan solo de 11 millas, dando 4 destellos cada 11 segundos.

Camino de Almería, en Aguadulce, nos salimos de la autovía y seguimos la carretera vieja, estrecha y con mil curvas y terraplenes que caen al mar, pero con unas vistas preciosas aunque el conductor poco puede disfrutarlas, y a las puertas de Almería el faro de San Telmo, instalado en los restos de una defensa militar donde en 1.976 se instaló la linterna. Está decorado con una figura de Indalo, símbolo de Almería. Para llegar al faro hay que subir 80 metros por un camino aveces escalonado, tallado en la roca, pero el esfuerzo merece la pena. Desde arriba hay unas vistas espectaculares al mar, al puerto pesquero, a la Alcazaba y a la ciudad en general. Tiene un alcance de 19 millas y da 2 destellos cada 12 segundos.

Unas obras (encontramos más obras que faros en este viaje) nos impiden entrar al puerto de Almería para ver su faro. Lucía está un poco cansada y prefiere seguir camino hacia el cabo de Gata donde tenemos pensado hacer noche.

Cuando dejamos atrás la capital el paisaje comienza a cambiar y a medida que nos acercamos al cabo se va haciendo un tanto desolador. Atrás se han quedado los edificios de la costa malagueña, las plantaciones de la costa tropical de Granada y ahora son chumberas y pitas lo que decora el paisaje. Pasamos junto a las salinas y poco antes de comenzar a subir alcanzamos un camión que transporta agua potable que resulta ser para el faro. Poco antes de llegar una señal nos avisa de que la carretera se estrecha y se queda en un sólo carril. Es imposible saber si viene alguien de frente, así que nos metemos en la zona estrecha pidiendo a Dios que no tengamos visita, aqui no hay modo de maniobrar para cruzarse y dar marcha atrás queda descartado en cuento vemos las caídas que hay hasta el mar. No son más de 300 metros de paso estrecho y para un sólo vehículo, pero se hacen eternos. Al salir de una curva, al fondo, majestuoso, escoltado por el arrecife de las Sirenas, el faro y el Cabo de Gata.

Una vez a sus pies hay cierto aire de decepción, por un lado el faro está rodeado de antenas y a unos cuantos metros, junto al arrecife, unas casas que nadie entiende como pueden estar ahí.

Lucía se ha alejado unos metros y vuelve como loca con un perrillo que ha encontrado, parece abandonado, es extremadamente cariñoso y se pone a jugar con Candela, pero ella tiene celos y cada vez que lo acariciamos nos ladra y nos busca y se mete en medio. Le hemos puesto agua y comida y cualquiera diría que hace tres días que ni come ni bebe.

Decidimos pasar la noche a los pies del faro, en la pequeña rotonda que hay, bajamos a la playa a dar un paseo y a coger arena para la colección y mientras tanto llega gente en algún coche, hacen un par de fotografías y se marchan.

Es una delicia esta paz, los haces de luz del faro iluminan el agua difuminada que hay en el ambiente. Cosas así debería vivirlas todo el mundo.

Hora de dormir, el perrillo se ha marchado y Lucía insiste en que si mañana está aqui nos lo llevamos. Más me vale que no aparezca.








01 marzo 2010

A los amigos chilenos.


Hoy quiero mandar en mi nombre y estoy seguro que también en nombre de todos cuantos entran a este blog un fuerte abrazo de cariño, amistad y apoyo a todos los chilenos y en especial a esos amigos desconocidos que en mis madrugadas han estado entrando a este faro desde Calama, Antofagasta, Copiapó, Quillota, Valparaiso, Santiago, Rancagua, Curicó, Talca, Concepción, Los Ángeles, Temuco o Puerto Varas. Ojalá en breve vuelva a ver las huellas de vuestras visitas como señal de que la vida torna a la normalidad después del desastre.

Desde Sevilla, desde Andalucía, desde España... desde el mundo entero, nuestro cariño para todos vosotros en estos momentos tan duros.