28 marzo 2011

El otro tango de las madres locas.

Algunas veces María tiene puesta música de fondo en su bar. La inmensa mayoría de ella son canciones en español, algunas en otros idiomas y, de vez en cuando, temas donde solamente se escucha una música que no necesita letra.  No hay publicidad entre canción y canción, no dan noticias a las horas en punto, no dicen el nombre de la emisora... son canciones que ella se ha ido bajando poco a poco y guardándolas para después ponerlas aqui, en el bar, y que nos acompañen tímidamente, un poco en la distancia, sin que entorpezcan las charlas entre los amigos.

Hoy, un viento frío que venía del mar ha estropeado un poco la tarde y ha hecho que las pocas personas que estaban sentadas en la puerta del bar se marchasen o buscasen el refugio y el calor del interior del local. Y asi han entrado Lola y su marido Juan, dos amigos de toda la vida que siendo niños ya buscaban jugar juntos, hacer los deberes juntos... Llevan casados más de media vida pero en su casa nunca se escuchó la risa o el llanto de  un niño. En el hospital sí, en el hospital Lola escuchó a su hijo llorar cuando nació, pero a las pocas horas una enfermera les dijo que el crío había muerto. Unas simples horas durante las que fueron padres. Al día siguiente regresaron al pueblo hundidos, detrás de un coche fúnebre que traía al cementerio una cajita tan blanca como pequeña y ligera.

A María siempre le gustaron las canciones de Carlos Cano, el cantautor andaluz que recuperó tantas cosas para su pueblo y que un mal día nos dejó a los andaluces sin nuestro mejor cantautor, y ha sido una canción de Carlos Cano la que ha arrancado algunas lágrimas de los ojos de Lola.

-Nunca volví a ver a mi hijo después de que se lo llevase aquella enfermera farero, ellos dijeron que estaba muerto y yo lo di por muerto, sin más. Ahora, oyendo tantas historias en todas partes me he preguntado mil  veces si mi hijo no sería uno de esos niños robados, si estará vivo llamando madre a una mujer que no es su madre... ¿Quién me asegura que aquella cajita que hace casi 30 años enterramos no estaba vacía?

Intenta María consolarla, convencerla de que son casos aislados, de que, en todo caso, ya nada tiene arreglo y que posiblemente lo mejor sea no darle vueltas a cosas que solamente hacen daño cada vez que las recordamos.

Acariciaba Juan las manos de Lola, la abrazaba, terminaba Carlos Cano su tango de las madres locas y yo, ahora, en la soledad del faro, me pregunto si esta España nuestra no tuvo y tiene también su propio tango de las madres locas.



El viejo farero.


(Podéis detener la música del blog al final de la página y después ver este vídeo.)





6 comentarios:

Susana Terrados dijo...

Tienes razón, querido farero, dado el número enorme de casos que se están conociendo.
Pobres familias, sobre todo los padres que supuestamente perdieron a sus hijos.
Vergonzoso.
Un beso.

Unknown dijo...

Viejo Farero, como siempre me erizas la piel al leerte. En éste relato tocas un punto escalofriante, de su historia, que mi país vivió amargamente. Páginas luctuosas y heridas que nunca terminarán de cerrar. Uds. han tenido su guerra civil, nosotros tuvimos otra, ninguna es buena. Jamás las guerras serán buenas, pero parece que el hombre no acaba de entender...no, ¡no entiende!y cada vez que puede arma alguna. Es un espanto.
Un abrazo grande desde Buenos Aires

Trini dijo...

Siempre que escucho a Carlos Cano se me saltan las lágrimas. Ni que decir tiene que en este "Tango de las madres locas" y viendo el video,he roto a llorar.

Te pones ha pensar en el desgarro de estas madres, de todas las madres que le roban o pierden o le asesinan a un hijo y es normal que se vuelvan locas.

Abrazos

Anónimo dijo...

Cuando escucho los casos que hablan de las décadas 70, 80, 90 me quedo sin palabras, es increíble que estos robos se hayan producido en años que todo estaba bajo control, pero parece éste no sirve cuando se tiene la desgracia de dar con gente capaz de hacer estos robos.Parejas con dinero por medio dispuestas a pagar por ser padres, intermediarios sin escrúpulos recibiéndolo, sobrecoge pensar con que criterio elegían a un determinado niño/a.

Al menos Juan y Lola tienen ahora en su mano indagar lo que ocurrió con su hijo.

Supongo que cuando Carlos Cano compuso esta canción nunca pensaría que de otra manera y sin una guerra por medio en España también los robaban.

Desde tierras extremeñas,un abrazo

María José

El viejo farero dijo...

SUSANA: Yo creo que si este caso se limitara a la época de la dictadura sería "más fácil de comprender", pero lo que de verdad avergüenza y entristece es que haya estado pasando hasta hace dos días. En fin, supongo que esto, igual que los crímenes de la guerra, no se podrá investigar.

Un beso.

SUSANA INES: Es extraño hablar de civilizaciones cuando el ser humano se dedica a cosas asi. Esperemos que vengan generaciones más inteligentes y justas.
Un beso desde Andalucía.

TRINI: Dicen que una de las mayores injusticias de esta vida es que un hijo muera antes que sus padres. Supongo que mucho peor debe ser esto de perderle y no saber siquiera si está vivo o muerto. En fin... los seres humanos, que somos asi.

Un beso.

MARÍA JOSÉ: Sí, todo se puede resumir en eso: dinero por un lado, con la sensación que algunos tienen de que todo se puede con él, y la falta de escrúpulos de otros por otro. Al fin y al cabo somos egoístas, y para algunos no importa nada, solamente conseguir lo que desean, aunque sea a una persona.

Otro abrazo para ti desde las tierras vecinas de Andalucía.

Miguel Ángel G. Yanes dijo...

Historias como ésa no sólo estremecen el corazón; enredan, con sus heladas hebras el alma, y la apresan como si fuera un pez que, boqueando sin cesar, se agita.