Esta noche me he sentado delante
de la vieja mesa, he cogido la pluma que un buen día me regaló María y he
ordenado unos cuantos papeles blancos como la espuma de las olas que se rompen
contra las rocas. No sé cuánto tiempo ha pasado, pero en los papeles hay
docenas de palabras escritas y tachadas un segundo después, docenas de caminos
empezados que se terminan en el segundo paso. Ahora, como tantas veces, me
refugio en el balcón del faro, fuera, donde el aire frío de la noche me cala
hasta el alma y donde quiero ver lo que es imposible ver: el puerto, el café de
María, a ella… Lo que esta tarde era un rumor de olas se ha convertido en rugidos que salen del fondo del mar y suben
por los acantilados y se filtran entre las rocas y entre los postigos de las
ventanas. No sé si esta noche el mar está enfadado y grita o si se siente tan solo como yo y llora.
He regresado a la vieja mesa y se
me hace que los papeles se han quedado dormidos esperando que los vista con mis
letras. He tomado de nuevo la pluma entre mis dedos y he empezado a dibujar
por uno de ellos líneas sin sentido, despacio, sin prisas, líneas que se cruzan
y se enredan. En la radio un espacio
dedicado a Portugal llena la noche de fados, de tristeza, de melancolía, de
nostalgias, de saudade que dicen ellos. Pocas cosas me llegan más al corazón
que la voz de una mujer portuguesa cantando fados.
He visto en el papel la espalda
de María y he convertido mi pluma en mis dedos, y he vuelto a dibujar líneas
sin aparente sentido, excusas para recorrer su piel y sentirla. Que solo está el faro… que solo estoy yo
cuando no está ella.
El viejo farero.
12 comentarios:
Igual que suelo pasear por mi ciudad y visitar los lugares queridos para mí de la misma forma vuelvo a este rincón tuyo esperando volver a leer una historia donde seguir la vida de los personajes que tú creaste, es una alegría entrar aquí y encontrar que volviste a escribir y a darles de nuevo vida.
Un abrazo
María jose
Yo me alegro de tu presencia en este faro.
Siempre he pensado que tu ciudad, la parte antigua, es una ciudad para pasearla en invierno, de noche, una de esas noches en que quedan charcos de la lluvia de la tarde y las calles están solas. Prometo escribir algo sobre ello dedicado a ti.
Un abrazo.
Bienvenido de vuelta, la mar no es la misma sin ese faro iluminando la soledad de la noche
Hay veces que uno necesita alejarse un poquito de todo... incluso de la mar y del faro, pero también es cierto que hay sitios que hacen de imanes y te atraen de tal manera que es imposible resistirse. Gracias por tus palabras, seguiremos por estos mares.
Soñé con tu faro,subí sus escaleras
y en cada peldaño hice una pequeña parada
intentando revivir cada momento de tus pasos sobre ellas...
pero no quise subir mas para no despertarte.
El farero nunca esta solo. Besos
Mar__
Es una inmensa alegría saber que, aunque en silencio, entras al faro de vez en cuando. Lo malo no es estar solo, es sentirse solo.
Un beso y un abrazo Mar.
Que alegria saber de ti nueva vez! Preciosa entrada, triste, nostálgica.
;o)
Ya echaba de menos tus palabras. Me has trasladado a ese faro y he podido ver esos papeles blancos esperando tus letras y esa soledad que a veces nos invade.
Acariciar y sentir a alguien con las palabras, es muy bonito.
Un beso.
Marilyn: Gracias por tus palabras. Esto de dejar cosas en el blog, al menos en mi caso, es un poco como la luz de los faros: puede tardar más, puede tardar menos... pero siempre regresa.
Leonor: Decía una canción de Lole y Manuel que "las caricias soñadas son las mejores". Tal vez sea porque las modelamos a nuestras necesidades y las hacemos casi perfectas. Posiblemente, cuando escribimos, en buena medida suceda algo parecido.
Otro beso para ti.
Bellas tus palabras y agradecida de ellas! Nonsenesta solo cuando haynun papel, un elemento parabexpresar sobre ella y sobretodo la imaginación! Un abrazo y un gusto! Buena semana!
Este viejo blog y las palabras del farero siempre nos serán necesarias para salirse de lo cotidiano y refugiarse en esa soledad deseada, porque la otra, farero, para ti es imposible.
Un abrazo desde el Norte.
Roxana: Una alegría volver a leer tus letras.
Un abrazo desde el faro.
Belén: Mi querida amiga, la soledad impuesta ahoga, supongo que a todos, de la misma manera que aquella que buscamos y encontramos reconforta.
Un abrazo desde el Sur.
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