15 septiembre 2016

Promesa de lluvia.

Esta tarde el viento me ha llevado a las marismas. Hacía una eternidad que no me perdía entre el silencio y la soledad de aquellos campos que, con las lluvias, juegan a disfrazarse de mares. Mares de agua embarrada, mares de tierra resquebrajada, mares de arroz verde, de arroz amarillento... la marisma no es otra cosa que eso: una tierra que juega a ser mar.

Hoy las nubes, por unos instantes, prometieron lluvia. Después han sido como esos políticos que aparecen por los pueblos poco antes de las elecciones prometiendo mil sueños y, como ellos, las nubes se han marchado sin dejar nada y llevándose mi ilusión de sentir el agua en mi cara y el olor a tierra mojada en el aire.

Hoy la marisma estaba vestida de verde, del color verde del arroz, ese arroz andaluz que después se llevarán a Valencia para volver a vendérnoslo como arroz valenciano. Que pena que no valoremos más lo nuestro. Dentro de poco volverá a cambiar sus colores, y sus tierras secas y cuarteadas se cubrirán de agua. Aquí todo cambia, todo menos esta soledad que me llama y me rodea. Solamente en primavera, cuando alguna gente de la ciudad viene con sus grandes todoterrenos a ver los flamencos rosa y las cigüeñas la marisma deja de ser un paraiso de paz, silencio y soledad. Es entonces cuando yo, si vengo, busco los caminos más apartados, aquellos donde lo único que hay cerca es la marisma.

Regreso con la tristeza que provoca la decepción, con el dolor pasajero de ver nubes oscuras que, al final, no dejaron lluvia. Me consuela mirar mi viejo mapa y saber que, el mes que viene,
seguirán ahí, y que en otoño llegarán las lluvias y volveré a ver una marisma nueva convertida en mar.


2 comentarios:

María Rosa dijo...

Preciosa fotografía y, como de costumbre, una prosopoética cargada de sentimiento. Ya llegó el otoño. Espero que la marisma se convierta en mar, y tu tristeza en alborozo. Un abrazo.

El viejo farero dijo...

Como casi tod en esta vida el ver esa narisma convertida en mar es solamente cuestión de tiempo. Cuando llegue traeré la imagen al faro.

Gracias por tus palabras.

Un abrazo.