28 febrero 2024

46 años.

 Los años no pasan en balde y a ella, que ya tiene los suyos, procuro cuidarla. Salió conmigo a la calle algunas veces, en los primeros años, cuando ella y yo éramos jóvenes y teníamos muchos menos años y muchas más ilusiones. Al final unos y otras, los años y las ilusiones, son objetos en una balanza que suelen mantener  a los dos platillos a la misma altura y al fiel mirando al cielo. La vida pone años y quita ilusiones, nosotros no podemos quitar años, pero sí crear y poner ilusiones nuevas que hagan que el fiel nos mire de reojo.

El año pasado cumplió 46 años. Era una cría con unos cuantos días aquel domingo 4 de diciembre del 77 cuando la saqué por primera vez por las calles de Sevilla: San Fernando, Puerta Jerez, avenida de la Constitución...  Después, puesta en una ventana, primero el 4 de diciembre y después los 28 de febrero, miraba a cientos como ella. Poco a poco dejaron de ser cientos y se quedaron en unas cuantas decenas, cada año menos. Hoy me recuerda a mi pequeña gatita que se asoma a la ventana y mira y mira a la calle. Unas veces a las palomas, otras a las personas o los coches que pasan... y, posiblemente,  de vez en cuando buscando otros seres como ella. Pero ni mi gata ve otros gatos ni mi bandera, hoy, ve otras banderas. Es igual, ni a ella ni a mi nos importa. Hoy es 28 de febrero y ella sale a la calle. Mañana volverá a estar dentro de casa, quitada del sol, de los humos... protegida. Son ya 46 años conmigo y tengo que cuidarla. Cosas que parecían iban a ser eternas han durado menos.


El Viejo Farero.

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