23 febrero 2024

Dejad que los niños se acerquen a mí.

 Ayer una mala ola trajo la tragedia al pueblo. De vez en cuando 5 o 6  críos bajan hasta las rocas donde la pequeña playa termina y buscan y cogen cangrejos. Cada vez se pasan más rato porque cada vez hay menos. A ellos tampoco les preocupa mucho pasarse toda la tarde, cuando la marea está baja, andando por las rocas, subiendo y bajando, casi imitando a los pobres animalitos, buscando entre los pequeños huecos hasta dar con alguno. Después se los llevan metidos en unas pequeñas redes que a saber de dónde sacaron. Algunas veces el viento hace de mensajero y me trae sus voces y sus risas hasta el balcón de la linterna. Más de una vez los he visto volver a sus casas empapados porque una ola ha sido más rápida que ellos, o porque los ha cogido distraídos y ha llegado por la espalda, a traición, como los cobardes. Y una de esas olas, ayer, los sorprendió con una fuerza que no esperaban y arrastró sus pequeños cuerpos  golpeándolos contra las rocas. Volvieron a casa llenos de arañazos, con las camisetas rotas, llorando y gritando. Todos menos Carlitos.

Hoy ha sido la misa y, por respeto a sus padres, he ido después de mucho tiempo a la iglesia. Todo el pueblo estaba allí, y frente a todos, el cura. Ha intentado, supongo, consolar a los inconsolables padres hablando de su dios, de la otra vida, de la presencia del crío a su lado. Su dios quiere a los niños dice, nos ama a todos, pero especialmente a los niños, y hace referencia a una frase de Jesucristo: dejad que los niños se acerquen a mí.

Ahora, en la soledad del faro, pongo un momento la tele, por ver algo, voy cambiando de emisora y en una de ellas están informando sobre la guerra en Gaza, sobre la matanza que Israel está cometiendo. Hablan  de miles de niños asesinados y me acuerdo de las palabras del cura: dejad que los niños se acerquen a mí. Lo dijo Jesús, el rey de los judíos, el rey de ese pueblo que masacra a los niños palestinos. ¿Volvería Jesús a proclamarse rey de este pueblo?  ¿Querrá también a su lado a estos niños que, si tienen religión es otra diferente y si creen en dios es en otro dios? 

Dice el cura que su dios es todo amor, que no hace distinciones, por eso, posiblemente, acepte a estos críos junto a él. Por eso, seguramente, sigue dejando que Israel, su pueblo, los siga matando, para él tenerlos a su lado. Todo amor, todo generosidad.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay cosas que aunque las pensemos no nos atrevemos a decir en público, sobre todo por el miedo a que dirán o pensarán de nosotros. Enhorabuena por atreverte y hacerlo de manera tan "clara y suave".

María J.

El viejo farero dijo...

Unos se la atribuyen a Aristóteles, otros a un proverbio árabe, sea como sea hay una frase que en ocasiones explica por qué callamos: Somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras. Tal vez lo ideal sea decir lo que se piensa siempre que pensemos qué y cómo lo vamos a decir.
Un saludo, y gracias por tu visita y comentario.